Soñando a Andrea

Terminó de leer la novela y con pesar cerró el libro. Hubiera querido que esta continuara. Dejó el volumen sobre la mesa de luz y se durmió. Cuando todo estaba a oscuras los personajes del libro fueron saliendo uno a uno de sus páginas.

Nuevamente Andrea se sintió en casa, acompañada de sus seres tan queridos. Los trajo a cada cual al lugar que le correspondía. Doña Ximena preparando las delicias en la cocina. Pedro en la cochera poniendo a punto el Ford 30 y Lucía almidonando la ropa de cama en el cuarto de planchar.

La viudez le dejó como herencia que estos seres se convirtieran en los únicos que cuidaban de su existencia; aparte, por cierto, de una enorme fortuna que le permitía mantener el palacio funcionando.

Que felicidad sentir los ruidos de las ollas y esos aromas que solo Ximena sabe producir con sus manos amorosas. Al parecer, hoy habrá guiso de lentejas!!!!

Que maravilla que hoy es lunes y le tocará cambio de sábanas. No hay nada mas placentero que entrar en aquellos paños blancos recién puestos. Y ni que hablar de salir a recorrer la ciudad en su coche. Los transeúntes se giran para verlo pasar, Andrea recibe las caras de admiración con una sonrisa agradecida..

Esta vida es la que Andrea siempre soñó, la que le dejó Federico con su temprana partida....

Vaya uno a saber que personajes habitan hoy  el cuarto de Andrea, cuando queda todo a oscuras y en silencio, aparecen a hurtadillas, le cambian sus papeles y la convierten en actriz de la próxima novela.

Hoy no es lunes, hoy es viernes y Andrea está entrando para la cuarta cura de sueño de este año.
Lucía no cambia sábanas; las lentejas si son los viernes.